domingo, 28 de febrero de 2010

El legado árabe en el Perú

Se dice que Francisco Pizarro, conquistador del Perú, tenía sangre árabe, su ascendencia era tan antigua hasta probablemente relacionada con el profeta Mahoma (fundador del Islam). Según el desaparecido historiador peruano José Antonio del Busto, Pizarro descendía de Albohali, adalid moro de Portugal, quien fue apresado por caballeros cristianos y llevado ante el rey de León, Alfonso III. Luego pago cien mil maravies por su rescate y obteniendo así su liberación.

Es así que después que España se cristianizara o se convirtierá al catolicismo, muchos de los Españoles venidos a América o a el Nuevo Mundo, tengan linaje árabe o moro.

Tanto Diego de Almagro, Nicolás de Ribera, el viejo, primer alcalde de Lima y muchos otros conquistadores españoles tengan sangre árabe. Incluso las primeras mujeres blancas llegadas de la peninsula Ibérica eran moras, llamadas moriscas y vivian como sirvientas en España. Tal es el caso de Beatriz de Salcedo, concubina y luego esposa del veedor Pedro de García de Salcedo, que en 1562 era una viuda rica con muchas posesiones, incluso fue la primera en introducir la siembra de trigo en el Perú colonial.

Para 1630 y 1660, había muy pocas mujeres españolas en el Perú, y los españoles afincados en Lima para tener "ayuda doméstica" compran lo que se llamaban en ese entonces, esclavas blancas, que eran descendientes moras o moriscas. Ellas se encargaron de los quehaceres domésticos y la cocina, y nuchas de ellas se conviertieron en las esposas de los españoles, introduciendo de una manera sutil sus costumbres, cocina y repostería en la vida colonial.

En costumbres tenemos a las famosas tapadas de la colonia que nos recuerda a los velos que usan las mujeres para cubrirse el rostro en los países árabes, la religiosidad y las reglas morales.


En arquitectura tenemos el legado árabe de los "Balcones Coloniales" de Lima, expresión del arte mudejear por estas tierras.

Pero es sin duda que en la gastronomía (cocina y repostería) en donde es más evidente la presencia árabe; el escabeche, el seco de cordero, los anticuchos, los estofados, etc. En dulces, tenemos a la mazamorra morada, los picarones, el turrón, el mil hojas, las empanadas, los alfajores, los higos y duraznos en almíbar etc, son solo una muestra de la influencia árabe en nuestra rica y variada gastronomía.


Posteriormente y después de un buen tiempo del mestizaje durante la época colonial y repúblicana, viene una nueva oleada de inmigrantes árabes, esta vez de Palestina, Siria y el Líbano. En 1885, muchos llegan de Argentina, Bolivia y Chile, y se instalan en el sur peruano, muchos destacan como hábiles comerciantes. Una de las costumbres adquiridas por esta comunidad, es la técnica del regateo o negociar el descuento en una compra, muy utilizado por casí la mayoría de peruanos.

Para 1920, de las veinte grandes compañias en Arequipa, cinco eran Palestinas, destacando su habilidad para los negocios. Muchos adquieren la nacionalidad peruana y la lengua árabe ya no era usada luego de dos generaciones. En 1948, con la creación del Estado de Israel, otra nueva oleada llegaría procedente de Palestina. Es así con el tiempo los ciudadanos de origen árabe han tenido presencia en la vida nacional, destacando en los negocios, la política y los deportes.

Las principales familias de origen árabe hoy peruanas son: Los Abugattas, Simon, Matuk, Yapur, Chehade, Kahat, Mohana, Ode entre otros.

Actualmente es conocida que muchos descendientes de árabes se dedican a la industrial textil y la ventas de telas al por mayor.

Arabismos usados en el Perú:
Acequia, Adarga, adobes, Ajuar, Alcalde, Alcohol, Almohada, Alcabalá, Alfajor, Alfiler, Arroyo, Azote, Fulano, Jarabe, Mazorca, Retama, Vasallo, Zapato, Zumo.

1 comentario:

Guillermo Andres dijo...

En cuanto a la mazamorra debo decirle , que en el Perú prehispánico se preparaba una comida que era conocida como sangu o shancu, este era una especie de puré de maíz hecho con maíces de cualquier color y que se encuentra entre las ofrendas de alimentos de las tumbas peruanas desde hace mas de dos mil años, tal como lo atestiguan innumerables hallazgos arqueológicos en los valles del Sur del Perú, especialmente en los de Vitor, Siguas y Quilca. Este sancu actualmente se prepara casi sin variación en las ciudades del Sur del Perú especialmente Arequipa.